martes, 16 de junio de 2009

Muerte, dolor y... medios

La muerte viene a endiosar a los muertos. La muerte viene a acrecentar los bolsillos de los que manejan las comunicaciones, de esos que llaman formadores de opinión o, más bien, de los dueños de la pelota. En definitiva, los formadores de opinión son unos giles que reproducen lo que les dicen que digan y, aún peor, se creen que están informando libremente. Pero nosotros también tenemos la culpa: consumimos medios de comunicación cual hamburguesas con papas o choris con coca, según sea el caso y el bolsillo. Nos dan atolito con el dedo.

Se murió Michael Jackson. Y Farra Fawcett, o como se escriba. Dos grosos, probablemente. Pero ¿cuántos de nosotros éramos fanáticos de la música del primero? ¿Por qué los noticieros, canales de variedades, programas de entretenimientos y de espectáculos y otras hierbas les dan tanta pero tanta pero tantísima pantalla? Medios gráficos, televisión, radios, web… todos. Debo haber escuchado, entre ayer y hoy, unas diez o más veces “Thriller”. Entiendo perfectamente: era un groso, creo. Respeto el dolor y respeto su arte. Hay otras cosas que no se pueden respetar, pero supongo que todos como buenos tigres tenemos nuestras manchas.

Lo que me choca es la adulación vana, el endiosamiento cholulo, la veneraci
ón conveniente. Para mí se murió y punto. Pero no me pidan que me duela como si se tratara de un familiar y no me obliguen a escucharlo repetidamente hasta el cansancio. Sus fans estarán tristísimos. Pero estoy seguro de que no todos lo son, sé de buena fuente que hay gente que no tiene ni un solo disco de él. Bienvenido el reconocimiento (aunque siempre es mejor en vida y cara a cara, ¿no?). Personas no gratas la adulación y el negocio. No seamos boludos, no consumamos muerte.

Otra cosa que no entiendo es el dolor por estos desconocidos conocidos por todo el mundo, literalmente y no tanto. A ver: ¿por qué lloro al caucásico de color (oculto) cuando no tiene nada que ver conmigo? Siempre me he preguntado lo mismo en cuanto al consumo (¡qué fea palabra!) musical. Exceptuando a sus fanas, quienes tendrán sus razones para venerarlo, otra vez les pido que no me obliguen a llorar cuando no surgen de mí las lágrimas. Me dolió la muerte de Guinzburg, un poquito. Me va a doler cuando se muera Maradona, cuestionable “prócer” con algunos valores rescatables, según mi parecer. No me dolió la muerte de Fernando Peña, aunque sé que el tipo era un groso tal vez no llegué a conocerlo o simplemente las pocas veces que lo escuché no concordé con él. Sí me estrujó el corazón la muerte del genial Negro Fontanarrosa, y estuve varios días con una sensación feíta adentro. Hoy me enteré de que se murió Andrés Cascioli y, aunque no sabía quién era, cuando me enteré de que se trataba del creador de la revista “Humor” otra vez sentí un dolorcito. Por ninguno de ellos derramé lágrimas. Me pregunto qué pasará cuando se muera, digamos, Charly García. Me va a doler, estoy seguro; no lloraré, también lo puedo asegurar. Me va a romper las bolas el circo mediático y más me va a romper las bolas escuchar en la radio miles de veces “Cerca de la Revolución”, su versión del Himno Nacional Argentino o “Seminare”. No me gusta que me impongan qué debo llorar, qué debo recordar. Lloro y recuerdo a quienes quiero, a quienes conozco y, en menor medida, a quienes no conozco.

Hoy también se murió un candidato a diputado federal por Guanajuato, accidentado en su coche: apenas se mencionó en las noticias. Hace poco, apenas unas semanas, se incendió una guardería aquí en México, en la norteña Hermosillo, Sonora, donde murieron muchos niños. Me hizo acordar a Cromañón. Creo que por aquí los medios aún no transforman el morbo en espectáculo, pero van por ese camino. Días después de esa tragedia, empezó una persecución contra cualquiera que hubiera estado cerca, relacionado. Al rato, un diario tituló triunfante “¡Hay culpables!”. Creí que aparecería el nombre de Chabán por allí, pero no me detuve a leer, sentí que daba lo mismo. A veces sospecho que hay un ranking de importancia para los muertos. Nos han quitado la identidad, la posibilidad de llorar y sentir y recordar y escuchar y mirar y adular a quien nosotros queramos.

Van a seguir muriendo famosos. Van a seguir muriendo desconocidos del mundo. Me voy a morir algún día y vos también. Ojalá que nos lloren y nos recuerden sólo nuestros entrañables amigos, familiares o no.

2 comentarios:

  1. Los muertos se van, solo sus obras quedan. La muerte puede endiosar a algunos pero solo el tiempo dirá lo que realmente valen o valieron.

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  2. Cuello: ¿Cómo le va? no sabía que estaba en méxico. Me alegro por usted. Yo siempre tuve ganas de viajar.
    Mire, le voy a decir algo que usted ya sabe: hay una suerte de convención social que nos obliga a hablar bien de los muertos. Es lo mismo que decir feliz cumpleaños cuando uno llega a un cumpleaños.
    Peña era un loquito escatológico que tenía 5 personajes, entre ellos un obvio homosexual, una cubana trillada y un concheto icónico. nada muy inteligente. Básicamente la genialidad de él radicaba en decir "caca" cuando uno estaba comiendo y fuera de eso hablar de sí mismo todo el tiempo.
    Un día se murió y resultó ser un genio, pero no se muestra genialidad alguna que provenga de él.
    ya es muy largo el comentario. lo felicito y le deseo lo mejor a usted.

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